Influencia de la tecnología en la ortografía de los jóvenes

Es una realidad que la ortografía de los jóvenes ha empeorado desde que empezaron a enviarse mensajes por SMS. El espacio reducido de los mensajes y su precio elevado motivó la reducción de algunas letras en los SMS. A partir de ese momento los jóvenes empezaron a escribir sin algunas letras e intercambiando unas por otras…

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La aparición de las nuevas tecnologías, y especialmente de internet, ha afectado a todos los ámbitos de la vida. Internet no es el futuro más o menos inmediato, es el presente al que no podemos dar la espalda, en cuanto a la riqueza y a la variedad de recursos que nos está aportando. Sin embargo, durante los últimos años se está detectando que las faltas de ortografía crecen a pasos agigantados entre quienes el conocimiento de la ortografía y el de internet les ha discurrido en paralelo.

Analfabetos funcionales

Hoy en día buena parte de la comunicación entre personas fluye a través de la comunicación escrita en un medio digital, ya sea mediante Twitter, e-mail, chat o Facebook. Más allá de las reglas que impone cada una de estas plataformas, reinan dos características que se aplican en general a todas ellas: el uso de las abreviaturas y la inmediatez en el acto de la escritura y de la lectura que permite el texto digitado, compartido en forma instantánea, alejado del texto manuscrito (con lo que esto implica). Todo esto, condimentado con emojis, GIF animados y más. Esta inmediatez es una de las características de la época en que vivimos, e implica que hay una demanda de respuesta del otro que debe ser ante todo veloz y precisa; esto exige que el mensaje sea lo más acotado posible.

Internet es un medio en el que se descuida sistemáticamente la herramienta más básica de comunicación: nuestro lenguaje. La transcripción fonética apocopada o sintética que se basa en la ley de la economía y la fluidez, tan arbitraria como creativa, es peligrosa para jóvenes que se están formando. Si tomamos un muestreo de anuncios, notas o intervenciones en foros donde se pueda analizar la lengua que espontáneamente se usa en internet, observaremos faltas ortográficas, unidas a abreviaturas del lenguaje usado en los mensajes del móvil y en conjunción con faltas de concordancia y la total ausencia de signos de puntuación. Todo esto hace que la comprensión de muchos textos escritos sea un auténtico ejercicio de interpretación.

Para saber escribir bien, sin faltas de ortografía, no hace falta haberse sacado el doctorado, ni tan siquiera haber ido a la Universidad. Es algo muy básico al alcance de cualquier persona que haya ido al colegio, independientemente de su nivel cultural, porque es allí donde nos enseñan a leer y a escribir correctamente.

Aunque la realidad, aparentemente, es otra y pudiera deducirse que entre los alumnos de secundaria se están produciendo «analfabetos funcionales» con grave déficit de redacción y expresión y sin haber aprendido los conceptos necesarios para comunicarse en su propia lengua. De todos estos problemas no se puede exculpar a los gobiernos autonómicos con otra lengua reconocida además del castellano, que han ido quitando horas lectivas de castellano en los colegios y haciendo bandera de su diferenciación lingüística como base para otro tipo de reivindicaciones.

El problema de la ortografía, como el del habla, no es sólo de la escuela; es un problema social en el que intervienen, además, la escuela, la familia y la sociedad en general, y eso se ha descuidado mucho.

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Las investigaciones

A pesar de los errores ortográficos que comenten usualmente los usuarios en las redes sociales, y las teorías que hablan sobre un empobrecimiento del lenguaje, según algunas investigaciones, tales suposiciones estarían infundadas. Al escribir en las redes sociales o en los chats, la corrección y revisión de textos, la sintaxis y la retórica desaparecen. Pero, ¿cuánto afecta esto en el rendimiento académico de los jóvenes?, ¿son capaces de escribir sin errores en los trabajos universitarios?..

Andrea Lunsford, directora del programa de escritura y retórica de la Universidad de Stanford estudió el comportamiento de las generaciones anteriores y de las generaciones actuales con la escritura. Llegó a la conclusión de que en el pasado la escritura no era una actividad muy común, mientras que en el presente los jóvenes escriben durante todo el día gracias al uso de las redes sociales.

Por otro lado, concluyó que los jóvenes saben reconocer el contexto comunicacional, utilizar el lenguaje adecuado según las circunstancias  y cambiar de registro cuando fuera necesario. Aunque escriban todo el día con abreviaciones saben la importancia de conocer a quién va dirigido el texto y por qué motivo lo está escribiendo.

Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Alberta demostró que el lenguaje más utilizado en los mensajes instantáneos no tiene consecuencias significativas en la ortografía de los jóvenes. Para llegar a estas conclusiones se estudió el comportamiento de 40 estudiantes de entre 12 y 17 años.

A diferencia de lo que esperaban, los investigadores descubrieron que los alumnos que tienen buena ortografía en el aula la conservan en las redes sociales, y que lo mismo sucedía en caso contrario, los estudiantes con mala ortografía también escriben mal en los mensajes instantáneos.

Lo que mas los sorprendió fue descubrir que en el uso de la jerga del chat y la ortografía existían diferencias entre sexos. Asimismo, llamó la atención la diferencia entre sexos: los hombres que usan el lenguaje del chat con más frecuencia tienen una ortografía más deficiente, mientras que las mujeres que usan más abreviaturas tienen mejor ortografía que aquellas que escriben las palabras enteras.

«Contrariamente a lo que muchos creen, los estudiantes que formaron parte del estudio reconocen el contexto comunicacional y utilizan lenguajes y estilos diferentes según corresponda para la ocasión«, afirmó Andrea Lunsford. Además, según la investigadora, «los jóvenes tienen mayor conciencia que sus predecesores de que escriben para alguien y de que su escritura genera un efecto«.

También indica que no hay un empobrecimiento en el lenguaje, sino que a través de los medios sociales manejamos otro código para comunicarnos. «Es lo mismo que sucede cuando enviamos una carta formal o un mensaje a un amigo: el código que utilizamos en cada caso es diferente, pero no más pobre. A su vez podemos ver que los niños o adolescentes, cuando se comunican de este modo, no presentan diferencias significativas en relación a cuando se encuentran y conversan cara a cara. Es decir que el lenguaje es el mismo, pero expresado de manera distinta«.

Más allá de los errores ortográficos, el uso de emoji y de las abreviaturas, «en líneas generales, cada usuario maneja más de un sistema de comunicación digital, por eso debe adaptar su escritura a la reglas que impone cada uno. Este fenómeno es muy saludable, porque las personas deben manejar distintas lógicas de distintos códigos, y esto les permite desarrollar numerosas capacidades expresivas».

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Escritura disortográfica

La escritura disortográfica no se debe por desconocimiento del español; sino que los usuarios reservan la escritura tradicional para determinados géneros textuales. A pesar del carácter efímero de las nuevas tecnologías de la información, la generalización de la comunicación a través de Internet y de los dispositivos de telefonía móvil ha significado un inesperado auge de la escritura y la lectura, así como la aparición de la «escritura disortográfica», que puede definirse como aquella que se aparta intencionadamente de la norma académica. Así lo señala Alejandro Gómez Camacho, académico de la Facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad de Sevilla.

En su artículo «La norma disortográfica en la escritura digital», Gómez Camacho precisa que la escritura disortográfica, compartida por el emisor y el destinatario y utilizada en las redes sociales y mensajes SMS, no se debe enteramente a textos originados a partir del desconocimiento o del desprecio del español; sino que muchas veces los escriben parlantes competentes que reservan la escritura tradicional para determinados géneros textuales, pero que aceptan una escritura distinta, impregnada de oralidad, exclusivamente para la interacción digital. Y es que si bien la generalización del Internet entre los jóvenes ha revitalizado la escritura como medio de comunicación cotidiana, no favorece necesariamente el uso de la escritura estándar que entendemos comúnmente como la norma culta del español.

Esto se debe a que los nuevos procesos de escritura digital emplean nuevos géneros textuales en los que la ortografía y la gramática pierden importancia frente a la rapidez y la funcionalidad de las comunicaciones que se intercambian en las redes sociales. Los nuevos géneros textuales propios de estas redes podrían clasificarse en dos grupos: los que conservan una vinculación con la norma tradicional culta del español (usados en los perfiles personales y en los blogs) y el resto de los textos que comparten rasgos de brevedad, de oralidad y un carácter efímero que favorecen la adopción de una norma disortográfica.

Según el catedrático, en el éxito de las redes sociales subyace un mecanismo de autorrevelación, que busca obtener beneficios sociales, por lo que la norma disortográfica puede deberse no solamente a la economía de la escritura, sino a una búsqueda de identidad, de pertenencia. A pesar de lo efímero de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la escritura que utiliza Internet como canal de transmisión se debate inexorablemente entre el empleo de la norma culta, que caracteriza los textos formales, y la incorporación de rasgos propios de la comunicación oral (espontánea y efímera) que suele desembocar en el uso de la escritura disortográfica.

Finalmente, este tipo de comunicación debe entenderse como una característica de los nuevos procesos de escritura y no como un problema de cultura o aprendizaje, sino que por el contrario, la aparición de textos escritos en diversos registros muestra la competencia en distintos géneros textuales y sus diferentes norma escritas.

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Posiblemente, cuando Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, llamó a jubilar la ortografía, durante el Congreso de la Lengua Española que tuvo lugar en México en 1997, no estaba pensando en las distorsiones que contra el idioma se vienen cometiendo de la mano de la actual revolución tecnológica.

Fuentes:  Academia EDU. // INE // Universia

Ilustración: Google //Pixabay

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